Sin duda alguna el recibir ingresos en efectivo tiene muchas ventajas, entre las principales es que pueden ser ingresos no fiscalizados, a menos claro está, que se declaren voluntariamente.
Si bien hay muchos que prefieren esta opción en aras de evitarse posibles problemas con el fisco, hay muchos otros que lo toman como una excelente opción para reducir o evitar el pago de impuestos que a nadie nos gustan, especialmente cuando se percibe inequidad en la reciprocidad de los servicios proporcionados por quienes los cobran.
No hay duda que es sumamente tentador no aprovechar esta opción, sin embargo, déjame decirte que, si tus ingresos no son comprobables, es decir no están bancarizados o fiscalizados, tienes un gran pleito con tus finanzas.
¿La razón? ¡No eres sujeto de crédito hipotecario!
Más aún, podría decirte que no eres sujeto de ningún tipo de crédito, formal por supuesto.
Si a ti solo te pagan en efectivo y no bancarizas o declaras esos ingresos, es como si no los tuvieras, y si lo llegas a necesitar, difícilmente podrás ser sujeto de crédito hipotecario, y en caso de que lo seas, lo obtendrás a una tasa mucho más alta.
Cualquier institución financiera que analice darte un crédito buscará asegurar que tienes ingresos. ¿Cómo? A través de recibos de nómina, facturas, declaraciones de impuestos o depósitos bancarios.
Yo sé que la fiscalización es dolorosa, pero por tu salud financiera considera hacer depósitos de manera regular, de forma que quede un registro de ese ingreso, de manera que, si lo llegas a necesitar, seas sujeto de crédito hipotecario o de cualquier tipo de crédito con la posibilidad de demostrar que tienes ingresos constantes y, al menos en este tema, seas sujeto de apalancarte con un crédito.